16 may 2013

Carta Esceptica de apoyo a Marcel Claude


Carta escrita por Camilo Rojas, un ciudadano como tu o como yo.

Estos últimos cinco o seis años los he pasado lejos de la dinámica pública nacional. No tengo tele ni leo los diarios, salvo esos titulares de fútbol que se cruzan por la calle de vez en cuando. Por eso, supongo, no había escuchado, o no recuerdo haber escuchado, el nombre de este personaje, actualmente candidato a la república de Chile para el próximo periodo.
Por alguna vía que no recuerdo me enteré de su candidatura, pero no busqué más información acerca de su propuesta, simplemente porque desconfío profundamente de los que se meten en política contingente, sobre todo de los que lo hacen en nuestro enrarecido país.
Sin embargo, hace poco estuve leyendo los diarios (en internet), y me llamó la atención la inmensa cantidad de información circulante acerca de los precandidatos de derecha y, sobre todo, de Bachelet, frente a la casi total ausencia del nombre de Marcel Claude.
Incluso en un medio como el The Clinic –que ya sabemos que ha cambiado su propuesta original, pero que sigue instalado como un medio no derechista– la información es llamativamente escasa, y abundan, ya sea en serio o en chiste, las referencias a los otros candidatos. Y, naturalmente, estas ausencias terminaron por instalar en mí cierta simpatía a priori por el candidato de nombre francés apoyado por el Partido Humanista. Entonces busqué algo de información, y me doy cuenta de que es un personaje con una vasta trayectoria pública en Chile, verbigracia, que fue peligrosamente perseguido por los hermanitos Zaldivar (por la justicia concertacionista, digamos) por hacer públicos sus poco éticos meganegocios familiares, y que ha publicado varios artículos sobre medio ambiente, política nacional, neoliberalismo, macroeconomía, etc., además de unos cuantos libros, como autor y coautor. No he leído ni uno, pero los títulos tienen buena cara. Habrá que ver con más calma lo que manifiesta en sus textos, pero lo que podemos ver con un poco menos de calma son las entrevistas que se pueden encontrar en youtube. Una que me pareció bastante interesante es la que le hicieron en la PUC a fines de abril. Quedé en silencio, y hasta se iluminó en mí una especie de esperanza social que yo suponía ya totalmente apagada, mojada, imposible.
La claridad de Marcel Claude es algo que yo no había visto antes en política (y muy pocas veces en ambientes académicos). Y después de la claridad, la comprensión; la comprensión de que es posible –y necesario– realizar cambios profundos en la organización de nuestro país. Tanto así, que me quedé helado, preguntándome qué fue de mi firme escepticismo, que ha venido fortaleciéndose exponencialmente desde que tengo uso de razón.
Entonces las preguntas:
La primera refiere a la gobernabilidad. ¿Cómo se puede gobernar un país que hoy en día es de los empresarios? Hay que quitárselo. ¿Es esto posible, considerando que las fuerzas armadas están asociadas a grupos de poder derechistas, que son más o menos los mismos que tienen sus intereses puestos en el negocio-país? Es difícil, pero concedo que es posible, sobre todo si se cambia la constitución y el 80% de los chilenos sale a las calles pacíficamente para defender sus derechos. Pero, ahora, ¿qué pasaría con la presión internacional? Seguramente habría que pedir ayuda a Europa para que los gringos no se nos vengan encima. Pero hay varios conglomerados europeos que tienen intereses acá, que, digamos, tampoco apoyarían la nacionalización de nuestros recursos, ni muchas otras medidas que, a la larga, tendrían como único fin dejar en Chile lo que es de Chile, en lugar de regalárselo a los ricachones gringos o europeos. Y he aquí un problema no menor. Pero seamos generosos –que de otro modo nada es posible– y, insistiendo con el argumento de Claude, asumamos que si todo el pueblo chileno se pone de acuerdo y defiende sus derechos, esto sí es posible. Vamos, entonces, muy bien; pero aún queda otra pregunta, más oscura y evidente a la vez:
¿Existe realmente en la población chilena la conciencia de que esto se puede cambiar? ¿Y existe la inteligencia popular suficiente como para que se escuche a Marcel Claude y se entiendan sus propuestas, y para que se entienda, por decirlo en pocas palabras, que su seriedad es algo necesario, y no una falta de esa simpatía (esa sonriente simpatía que derrochan los otros candidatos)? ¿Existe un pueblo chileno capaz de entender que depende de ellos cambiar el estado actual de las cosas: el abuso de los grandes empresarios y la irresponsabilidad, la negligencia y en muchos casos derechamente la maldad de los políticos? ¿Es posible que los chilenos, en su mayoría, puedan entender la diferencia radical que hay entre la propuesta de Claude y la de los demás candidatos? ¿Acaso el pueblo chileno, esta gigantesca masa de consumidores de televisores y zapatillas, víctimas de una educación deficiente y, más aún, entorpecedora, son capaces de tan profundas –aunque no difíciles– reflexiones? Y aquí, lamentablemente, me vuelve el escepticismo.
Los estudiantes y algún sector del mundo de los trabajadores ha venido despertando después en estas últimas dos décadas, pero, ¿es suficiente? ¿Es posible que este país, que en los últimos años se ha llenado de chantas, de embaucadores, logre reconocer a los farsantes y, además, tenga la valentía de comenzar un proceso difícil? ¿Existe, acaso, en este pueblo sumiso y golpeado, la capacidad oculta de atreverse a soñar con un país justo y bien intencionado?
Con mucho dolor lo digo: yo creo que no. Creo que hoy la gran mayoría de los chilenos y chilenas, si pueden cagarse al del lado, se lo cagan. Creo que la gente se ha acostumbrado, ha aprendido, y se ha acomodado a este juego de hienas. La estupidez es más fácil, y es, para muchos, más emocionante saber que se puede tener muchas cosas brillantes en un futuro próximo, que saber que se puede tener realmente algo sólido en un futuro mediano. Lo veo todos los días y en todas partes: la basura, el robo, el engaño. Y en eso estamos.
¿Ganará la publicidad? ¿Ganarán las sonrisas de los de siempre multiplicadas por las calles, sus nombres escritos a brocha gorda por las tapias de las carreteras y sus palabras vacías por los parlantes de las miles y miles de pantallas planas que han traído a nuestro país? ¿O ganará el proyecto sensato, el difícil, el que requiere de una actividad intelectual por parte del pueblo?
Espero estar equivocado, pero nuevamente respondo con escepticismo: creo que, como ocurre día a día, ganará la publicidad, ganará la sonrisa forzada y la palabra vacía. Quiero estar equivocado. Es más, intentaré comprobar que estoy equivocado. Votaré por Marcel Claude y defenderé –siempre lo he hecho y siempre lo haré– la iniciativa de cambiar las cosas, de construir un país más justo, más respetuoso, más inteligente y más responsable con el entorno natural (la naturaleza, digamos).
Ya veremos en qué irá a parar todo esto.


4 comentarios:

Colette dijo...

Me dejaste sin palabras y con un aplauso cerrado. OJALA que estemos a la altura como pueblo chileno! Confío en el despertar de conciencias que veo día a día. Gracias por compartirlo.

El compa Rorro dijo...

Recomiendo escuchar el round radial entre Marcel y Checho Hirane (Grabado el 10/abril/2013).

(Video de youtube de 30 mins, excelente exposicion de Marcel Claude).

ghc8008 dijo...

Guevara es tal vez mas impresionante que Claude

El compa Rorro dijo...

Gracias estimado(a), pero no quiero adjudicarme un mérito que no es mío, la carta la escribió el Sr Camilo Rojas, tal como lo menciono al principio del texto (aunque me interpreta bastante).

Saludos.

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